Jesús Abad, gerente de la cooperativa Niño Jesús, de Aniñón (Zaragoza), presentó el nuevo vino de la cooperativa, 1428, que alude a la altitud del monte Estecillo, en su término municipal, segunda cima del sistema Ibérico tras el Moncayo y que solamente se distribuye a través de hostelería.
Abad explicó las peculiaridades de esta cooperativa, que «dispone de un importante potencial debido a su ubicación en altura y la estabilidad que le confiere la producción de diversos alimentos». Pues a más de 700 metros de altitud, Niño Jesús produce cerezas, melocotones, peras, ciruelas, almendras, aceite de oliva extra virgen y, por supuesto vino, enmarcado dentro de la DOP Calatayud.
Jesús Abad, a la derecha, junto con el enólogo, Manuel Cristóbal
Sus vinos se exportan a Estados Unidos, Perú, Colombia, Emiratos Árabes y Singapur, además de Europa.
Manuel Cristóbal, enólogo de la casa, explicó que se trata de una mezcla de garnacha y syrah, con una elevada proporción de viñas viejas, criadas en vaso, incluso de más de 70 años.
Aprovechando la presentación, se probó también el Estecillo blanco 2016, la única añada que no ha logrado un bacchus –oro en 2015, plata en 2017–, pero que se presentó como un vino singular, perfecto en sus matices tras más de un año de vida. En apenas un mes llegará el Estecillo 2017, más frutal y fresco, que se podrá encontrar en las tiendas por menos de cuatro euros, con una excelente relación calidad-precio.
Vinos para la exportación, como Figaro o Las Capas, así como Rubus, se integran en la gama de la Niño Jesús, que la completa con el Estecillo Syrah, el Estecillo tinto, Estecillo rosado y los Estecillos Legado, tinto y blanco, más complejos.
Para comprobar el buen maridaje de los dos vinos presentados, el evento tuvo lugar en el Bar Izakaya de Zaragoza, donde su propietario y cocinero Carlos Gregorio, preparó algunas especialidades de la casa, centrada en las cocinas asiáticas. Con el blanco, Mini bowl de hummus de edamam y Yakitori de salmón; y Kushikatsu, brocheta de secreto de cerdo rebozada en panko y Gua bao de papada de cerdo, para acompañar el tinto. Ambos vinos salieron reforzados de sus respectivas alianzas gastronómicas, lo que habla de su potencial como acompañantes gastronómicos.
Fotos: Fabián Simón y Eduardo Bueso (copyright)
Kushikatsu, (brocheta de secreto de cerdo rebozada en panko)