Varias añadas de Adamá 2005, 2007 y 2009. (Foto: Eduardo Bueso)
Muy de cuando en cuando, nos encontramos con un vino que nos sorprende… de verdad.
Recientemente tuve el placer de conocer a Ernesto Franco, en un almuerzo programado pare tres comensales, gracias a la experta gastronómica madrileña, Laura Diaz.
Ernesto es el Director Técnico de un proyecto (P. Sanctus), si no único… al menos poco habitual en el sector vinícola.
Me explico: en lugar de construir una bodega o adquirir un viñedo determinado, el proyecto en su fase inicial consistió en la elaboración en equipo (junto con la bodega Alto de Miraltares) del concepto de vino que debería representar mejor las características vitivinícolas de la Ribera del Duero y que el mercado mejor podría recibir.
A partir de ahí, se seleccionan los viñedos de más de 60 años, que la familia García Calvo, viticultores profesionales, dispone en Quintana del Pidio, con un total de 22 hectáreas. La producción de la explotación de la familia García Calvo es de 110.000 Kg de uva de los cuales un máximo de 35.000 los adquiere P. Sanctvs para elaborar Adamá, mientras que el resto se comercializan como Miraltares.
La vinificación y crianza de se realiza en la bodega Alto de Miraltares, para lo cual se establece el protocolo de vinificación necesario para buscar un vino genuino, diferente y de calidad, que alcance las expectativas establecidas. Para la crianza se adquieren barricas (cada año con proporciones de maderas diferentes, de acuerdo a la añada). El vino se cría entre 12-36 meses dependiendo de las características de la añada.
Así se consigue un peculiar vino de Tinta del País procedente de los mismos viñedos con una antigüedad superior a los 60 años; se elaboran únicamente entre 13.000 a 30.000 botellas dependiendo de la producción y de las condiciones de madurez de la uva de cada año. El vino refleja las características de la zona con plena libertad y se convierte en trasmisor de los sentidos que la tierra y las condiciones agroclimáticas de cada año ofrecen. Estas circunstancias hacen que el vino obtenido en cada cosecha sea diferente y por ello comercializan varias cosechas al mismo tiempo.
Cuando se dan en el viñedo las condiciones óptimas para obtener un vino de gran carga frutal, completando el ciclo de maduración en su totalidad, es decir, la piel madura correctamente aportando tanino dulce. Solamente se vendimian dos parcelas con un 7% de pendiente y con un racimo por sarmiento, haciendo el fruto espectacular, entonces nace Adamá, y se acaba de criar solo en barrica de roble francés.
Como he anticipado, los valores fundamentales en torno a los cuales gira su idea de negocio son la calidad, la innovación y la distinción a todos los niveles.
En un próximo artículo cataremos las diferentes añadas y les ofreceremos más información sobre ellas.
Texto y fotos: Eduardo Bueso (copyright)