Alberto Santiago, director técnico de El Grillo y la Luna, antes de comenzar la cata
El hotel Santa María de Alquézar (Huesca) ha sido el lugar elegido por Bodegas El Grillo y la Luna para realizar la primera cata vertical de su vino insignia: Grillo. Los responsables la han calificado como «toda una experiencia para los sentidos», ya que Alquézar es uno de los pueblos medievales más bonitos de España y Grillo uno de los vinos más exclusivos de la DOP Somontano. En el evento, limitado a 16 personas, se ha hecho un recorrido por sus seis únicas añadas: 2009, 2010, 2011, 2012, 2013 y 2014, estas dos últimas todavía no se comercializan.
Barcelona, Tarragona, Castellón, Santander, Zaragoza, Huesca, Valencia, Cantabria e incluso Méjico, pero residentes en España. La procedencia de estos 16 «afortunados» que han asistido al acto ha sido de lo más dispar y el resultado, según han comentado, ha sido «increíble». Tanto es así que, tras el éxito de esta acción, la bodega del Somontano tiene prevista repetirla, a profesionales y medios de comunicación, en Madrid y Barcelona.
A la cata también ha asistido la familia Calvo, propietaria de la bodega, y el gerente de la misma, José María Cidad, que ha hecho una pequeña introducción sobre la filosofía y singularidad de esta pequeña bodega familiar que, por primera vez, ha realizado una cata vertical de seis añadas.
Imagen de archivo de José María Cidad, gerente de la bodega El Grillo y la Luna (Foto: Eduardo Bueso)
La cata ha estado dirigida por el director técnico de la bodega, Alberto Santiago, y en ella se ha hecho un recorrido por la historia viva de Grillo. «El objetivo ha sido ver la evolución de este vino emblema de la bodega desde su primer lanzamiento en 2009 hasta la de 2014, que todavía no ha salido al mercado. Es muy interesante ver el progreso y la capacidad de guarda, así como su potencial con las añadas que todavía están en el botellero. Queremos que prevalezca la fruta sobre la madera expresando el lugar del que procede. Buscamos la perfecta maduración de la uva, acidez que le de vida y sostenibilidad en el tiempo. La climatología de las añadas son las que marcan la diferencia de cada vino», ha destacado Alberto Santiago.
Grillo se elabora siempre con las mismas variedades: syrah, cabernet sauvignon, garnacha y merlot, con la variación del porcentaje de cada una, en función del comportamiento de la añada y del corte y selección de barrica. El objetivo de Bodegas El Grillo y la Luna es hacer «vinos más frescos». Tras catar todas las añadas los responsables concluyen que «la 2009 ha sorprendido, por tener una capa elevada, un cabernet muy bien madurado, notas licorosas de fruta roja y negra. Buena acidez que le da capacidad de guarda y un magnífico comportamiento. Cueros y aromas terciarios fruto de la reducción en botella, pero sigue destacando ante todo la fruta roja y negra madura y la buena acidez. Junto a la 2010 han sido las añadas más cálidas».
Asimismo, han recordado que la de 2011, «la más fresca», obtuvo la Gran Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas, siendo el único vino del Somontano que se alzó con este galardón. Por su parte, la de 2014, ha destacado por una mayor frescura y es la tendencia y evolución que se busca en Grillo. «Queremos ir hacia vinos bien madurados, sin verdor, pero buscando una fruta más fresca», han reconocido.
Además, han revelado que de la añada 2013 se han hecho 5.000 botellas, de las cuales 4.500 se irán para Méjico y 300 se han reservado para los amantes de Grillo y pertenecientes al Club Grillados. La experiencia ha concluido en el restaurante Casa Pardina de la localidad de Alquézar.
Momento de la cata, celebrada en el hotel Santa María de Alquezar (Huesca)