Llegada al hotel Iturregi (Foto: E. B.)
Tras el largo (larguísimo) parón debido a la dichosa pandemia, por fin hemos decidido “volver a empezar” con los viajes gastronómicos.
Con una temperatura y un sol más veraniego que otoñal, nos recibió el Hotel Iturregi (del que ya les he hablado en otras ocasiones). Se halla situado en Askizu, sobre la ladera de uno de los montes que circundan a Guetaria/Getaria rodeado por los precisos campos de vides de txacoli que casi se llegan a confundir a lo lejos con el majestuoso Cantábrico.
Como hoy hemos venido a hablar de comer, y tras aparcar el coche y subir a la habitación, ya nos esperaba en la puerta el taxi (si bebes no conduzcas) para llevarnos a Zumaya/Zumaia, más concretamente al restaurante/asador Bedua (inaugurado en 1948), pegadito al río Urola, junto a un antiguo astillero y una cementera, actualmente en ruinas.
Restaurante Bedua (Foto: E. B.)
Ya me lo habían recomendado hace años, pero por una causa u otra lo he dejado “pendiente”. Pero al ver la película “Ocho apellidos vascos” (el comedor del Bedua sirvió para rodar una de las más graciosas escenas), nos animamos a visitarlo este año.
Recordamos la conversación mantenida en el film, entre el camarero y Dani Rovira:
“Pues hoy tenemos alubias, ensalada mixta, pimientos rellenos de txangurro, croquetas de bacalao, revueltito de hongos, chipirones en su tinta, cogote de merluza y chuletón de buey.
Yo los chipirones (respondió Rovira).
Mientras el camarero le replica: No es para elegir, es lo que viene con el menú. Aquí se come lo que hay”.
Nada más llegar, tomamos un taxacoli (servido en copa, a la temperatura que nos gusta… muy frío). Lo degustamos en un espacio al aire libre situado entre el comedor principal, de una autenticidad rústica y la luminosa terraza acristalada junto al río, recientemente inaugurada.
Tomando txakoli (Foto: E. B.)
Pasamos a comer. La carta es extensa… y lo que más importa, casi todos los platos nos resultaron atractivos… un problema a la hora de elegir.
Carta (de vinos) del restaurante Bedua (Foto: E. B.)
Nos decantamos por medias raciones: unas antxoas en aceite “hechas en casa” (para mi gusto, normalitas)
Antxoas en aceite “hechas en casa” (Foto: E. B.)
y unas cigalas rebozadas (“de 10”).
Cigalas rebozadas (Foto: E. B.)
Seguimos con media de revuelto de hongos (plena temporada) y… aprovechando que tienen huerta propia, otra media ensalada de tomate.
Txuletones en el asador de Bedua preparados para ir a la brasa (Foto: E. Catalán)
Como plato principal dudamos entre: besugo, virrey, rape, rodaballo, cocochas, taco de merluza (todos a la parrilla) o bacalao frito con pimientos… pero caímos en la tentación de la carne (bendita tentación) de un txuletón a la parrilla “Premium Ox steak». Mientras esto escribo, me encantaría tele-transportarme y tomarme otro.
Leche frita con natilla fina y helado de avellana (Foto: E. B.)
Culminamos con dos postres: leche frita (perfecta/impecable) con natilla fina y helado de avellana y una tarta de trufa con helado de manzana.
Botella de Contino (R) 2016 (Foto: E. B.)
El vino fue Contino (R) 2016. Estaba tan rico que tomamos el mismo para la cena en Kaia-Kaipe de Guetaria.
Esa interesante cena la dejamos para otro artículo del que también hablaremos del hotel Iturregi.
Texto y fotos (copyright): Eduardo Bueso
Comedor principal del restaurante Bedua (Foto: E. B.)