Desde el pasado mes de junio, Aragón y más concretamente el Pirineo oscense cuenta con un establecimiento hotelero de alto nivel. Nos referimos al Hotel Viñas de Lárrede.
Se trata del fruto del empeño de una pareja donostiarra, auténticos emprendedores, formada por Joaquín del Rincón y su esposa Adriana Ribera. Ambos dejaron hace nueve años su trabajo en San Sebastián (Adriana trabajaba en un laboratorio farmacéutico y Joaquín en una empresa de deportes), para iniciar una nueva vida en la estación de esquí de Formigal. Allí empezaron a crear su propio proyecto empresarial: el Hotel Viñas de Lárrede.
Encontraron en el pueblo de Lárrede, a las puertas del Pirineo, el lugar en el que iniciar su gran proyecto, a través de un hotel que genera actualmente seis puestos de trabajo, y que pone a esta pedanía de Sabiñánigo en el mapa del turismo. La idea de partida del Hotel Viñas de Lárrede es el de ser un espacio de encuentro, de descanso, que aprovecha la cercanía a Sabiñánigo, a Las Margas Golf Club, al Parque Nacional de Ordesa, a Biescas, a Jaca y a la estación de esquí más grande del Pirineo aragonés, Formigal-Panticosa. El alojamiento se encuentra, además, en la ruta de las nueve iglesias del Románico, una de ellas (San Pedro de Lárrede, construida en el Siglo X) al lado del hotel.
En este bello paraje, donde antaño era una plantación de viñedos, se levanta el Hotel Viñas de Lárrede, una casa construida con nobles materiales y una fachada de piedra recuperada de una antigua casona derruida, donde se aprecian las huellas que la meteorología ha ido labrando y la madera de alerce proveniente de Siberia, un árbol muy tolerante al frío, capaz de sobrevivir a temperaturas invernales por debajo de los -50º Cº, combinada con amplios ventanales por las que disfrutar de las vistas del valle, con sus picos de más de 3.000 m, radica gran parte del encanto de esta casa.
Apostaron por proveedores de la zona y por las empresas locales, y en tan solo un año han hecho realidad la idea. El hotel cuenta con 17 habitaciones diferentes, que incluyen una suite superior y dos suites premium, junto a dobles premium, estándar y familiares. En su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente han llevado a cabo una labor de aprovechamiento de la madera, reconvertida en muebles y en la restauración de puertas antiguas.
El establecimiento cuenta un pequeño spa, con bañera de hidromasaje, hamman y duchas de contraste de aguas. También posee piscina exterior, un gran porche, terrazas, jardines, una coqueta bodega En la que predominan vinos de Viñas del Vero (D.O. Somontano) e incluso un huerto que aporta el valor de la materia prima natural y ecológica al restaurante, abierto a todo el público y basado en la calidad de los productos autóctonos y de proximidad.
El hotel tiene 1.200 metros cuadrados construidos en un terreno de una hectárea. Todo el revestimiento del hotel está realizado con materiales de Porcelanosa. Utiliza energía renovable, aerotermia, y su eficiencia energética es del 100% mediante luces led. Además, el agua de riego proviene de aguas pluviales.
Uno de los aspectos que resultan más agradables de las residencias rurales es esa dualidad vida exterior-vida interior. Disfrutar del aire libre estando en casa, es un lujo. En el exterior, más allá de la tranquilidad que se respira en el medio natural, nos invade el espectáculo visual de la naturaleza que se transforma día a día y estación tras estación, esos instantes de vida contemplativa que resultan tan placenteros alejados del estrés de las ciudades, del ruido y de las prisas.
Dentro, la casa, se convierte en un lugar acogedor, una fuente de hospitalidad para todo aquel que visita este hotel, creando atmósferas de serenidad y calidez, abiertas a la contemplación ó a la comunicación, donde reunirnos con la familia y los amigos, compartiendo mesa y vivencias, donde sentirse cómodo y que los huéspedes se sientan como en casa, pero sin las preocupaciones de la misma, ya que los propietarios pone todo su cuidado y su cariño y construyendo su lugar en el mundo, y un hogar.
Magnífico restaurante dirigido por Toni Polca que ofrece excelentes platos basados en los productos de la propia finca. Su acogedor comedor es el lugar ideal para degustar un delicioso desayuno, saborear platos muy especiales y descubrir géneros de máxima calidad en un marco inigualable… o una cena bajo las estrellas. Del restaurante hablaremos muy pronto en otro artículo.
En resumen: ha nacido una estrella dentro de la hostelería oscense que no hay que perderse de visitar.
Fotos: Eduardo Bueso y Hotel Viñas de Lárrede