Como ya anticipé a los lectores, recientemente he editado un libro que le di el nombre de “Juegos Palabrares”. Dada su limitada edición, prácticamente no poseo más ejemplares. Como han sido muchos los que no lo han podido conseguir, a expensas de que realice una segunda edición, cada semana subiré un capítulo a este magazine de Lugares con Estrella.
Aquí adjunto el capítulo 11 de un total de 13.
Espero que les resulte agradable su lectura.
“Empresa circense necesita payaso para su espectáculo. Seriedad imprescindible”.
Asociación cultural “Los Vándalos”.
Como no sabía leer sólo usaba gafas para hablar.
Los cónyuges se echaban mucho de más.
A los pacientes saludables el sabio doctor sólo les recetaba placebos.
Colocó flores artificiales en un florero natural.
Prohibido morirse en primavera.
“Muestra no gratuita. Permitida su venta”.
Los preámbulos de la informática, consistieron en denominar tiza al clarión.
Terminantemente prohibido escribir terminantemente antes de prohibido.
El primer hombre que pisó la luna era Armstrong-nauta.
Fueron establecidas estrictas medidas de inseguridad.
Cuando un forense visita a un enfermo ya tiene la mitad de su trabajo realizado.
Las ballenas parece que siempre están embarazadas.
A los chalecos les gusta el billar.
La almohada y el colchón viven en permanente concupiscencia.
Paella mixta. Vino con gaseosa. Edulcorantes artificiales. Niños gratis. Media etiqueta. Coitus interruptus. Quitamanchas efectivo. Oportunidad única.
El tratado sobre cefalópodos no tenía pies ni cabeza.
El relojero no llegó a tiempo.
El empresario que fabricaba bombas explotaba a sus trabajadores.
En la playa nudista había numerosas colillas.
El anciano fotógrafo en lugar de bastón usaba un trípode.
Vistas las noticias y la calidad de los alimentos, optó por comerse el periódico y leer el desayuno.
Los armamentistas lanzaron al mercado bombas de diferentes modelos.
Paró de llover en seco.
Apagaron el patio de luces.
El caracol subió por su escalera.
El ornitólogo tenía la cabeza llena de pájaros.
La luna, por la noche, sólo bebe champagne.
¿Puede una bomba ser inteligente?
Cumbre de países no alienados.
El meteorólogo no tenía tiempo para nada.
La empresa de limpieza siempre ofrecía contratos basura.
El matrimonio de joyeros celebró sus bodas de oro.
El forense pasaba sus horas muertas en el tanatorio.
Con el paso del tiempo, el doctor cambió de tratamiento al paciente. Terminó tuteándole.
Los espárragos dan la mano “blanda”.
Las sardinas llevan el brillo de las olas en su piel.
Los motoristas que no usan casco, no tienen cabeza.
Al cocinero se le fue la olla.
Al simio le encantaban los monólogos.
Pese a no tener el bachillerato, el piloto de F-1 logró terminar tres carreras.
Tras los malos resultados de ventas de los agentes de Avecrem, su director los puso a caldo.
En la sala de espera de la morgue instalaron sillones anatómico-forenses.
Las moscas siempre están tramando algo perverso; que no paran de frotarse las manos.
La gastronomía tiene dos puntos en común con la astronomía: las estrellas (Michelin) y los precios de los restaurantes.
El chatarrero siempre le quitaba hierro al asunto.
Las escobas siempre están despeinadas.
“Le habla el contestador automático del buzón de voz”.
En el partido amistoso de fútbol, el equipo de bomberos venció por humo a cero.
El rifle automático se disparó solo.
En la tienda de feng shui vendían “todo a zen”.
Texto: Eduardo Bueso (copyright). Prohibida su reproducción total o parcial.