«Adornos celestiales». Imagen realizada con cámara Olympus en el Hôtel du Palais de Biarritz. Foto: E.B. (copyright)
Desde San Sebastián
Por Mikel Corcuera
Premio Nacional de Gastronomía
Hablando de la siempre recurrente patata, el tubérculo más universal y gran tesoro que nos trajeron del otro lado del charco, hemos de recalar necesariamente en una preparación sencilla pero muy curiosa de esta solanácea, como son las patatas souflés. Esas patatas hinchadas, que parecen almohadillas y que bien hechas (cosa nada fácil en la práctica) son una delicia que, pese a ser una receta nada novedosa, siempre sorprende a los comensales.
No es el primero ni el último caso, pero una vez más hay que señalar, que el “invento” de estas patatas soufladas se dio por avatares del azar como sucedió en otro terreno, por supuesto mucho más relevante con el descubrimiento de algo tras trascendental para la salud de la humanidad como fue el de la penicilina por parte del Doctor Fleming.
Esperando al vino. Foto: E.B.
Con motivo de la inauguración de la primera línea férrea francesa, la de París a Saint Germain, el día 26 de agosto de 1837, se ofrecía un banquete fastuoso al final del trayecto a los personajes invitados que asistían a la inauguración, entre los que se encontraban los reyes y el resto de la flor y nata de la sociedad francesa del momento. Al parecer, en el menú preparado para festejar la ocasión estaban previstos, entre otras lindezas, los solomillos con patatas fritas. Pero, por esas cosas de la vida, luego hemos podido comprobar que es bastante común, el tren de la inauguración sufrió un retraso y el cocinero, apañadito él, que ya había iniciado la fritura de las patatas, para no servirlas frías, se vio obligado a sacarlas del aceite hirviendo, escurrirlas y reservarlas.
Cuando el rey Luis Felipe y la reina Amelia se sentaron en la mesa, el cocinero volvió a echar las patatas reservadas en la sartén con aceite hirviendo. ¿Qué ocurrió? ¡Oh, maravilla!, éstas se hincharon como si de buñuelos se tratara, quedando ligeras, maravillosas, convertidas en leves y dorados globos que además de una presentación impactante, resultaban también deliciosas.
Texto: Mikel Corcuera. Collage: Juan Antonio Díaz “NONO”. Foto: Eduardo Bueso. Texto, collages y fotos: copyright
Collage: Juan Antonio Díaz – NONO