Postal: 1900 – Foto: 2012
Tempus fugit, el tiempo huye, el tiempo se escapa, el tiempo vuela. En algunos relojes antiguos esta locución en latín preside el péndulo o luce en la esfera, recordándonos que la vida pasa.
Sin embargo, esta frase no tiene por qué ser dramática. Hay determinados vinos (por ejemplo), o incluso personas (según dicen), a quienes el paso del tiempo les mejora. Este es el caso del Hôtel du Palais de Biarritz.
Postal: 1918 – Foto: 2007
Los años transcurren sin freno. Si hacemos historia y nos remontamos a mediados del siglo XIX, Biarritz no era más que un pequeño puerto pesquero situado a orillas del Atlántico y que apenas contaba con tres mil habitantes. Allí veraneaba desde 1835 la condesa de Montijo con su hija Eugenia. En 1852 ésta conoce en París al príncipe Napoleón III, contrayendo matrimonio al año siguiente. Eugenia de Montijo, ya nombrada emperatriz, convence a su esposo para que visite su villa predilecta para veranear. Tanto le gustó Biarritz, que decidió regalar a su joven consorte un palacio. Es construido en tan sólo diez meses en un acantilado sobre el mar, cerca del faro.
Siglo y medio después, este auténtico palacio convertido en hotel, brilla con más intensidad en el firmamento de los establecimientos hoteleros del mundo.
Postal: 1907 – Foto: 2017
Hemos echado la vista atrás y regresamos para realizar las postales que plasmaron numerosos fotógrafos en el pasado.
No deja de ser un entretenimiento y a la vez una forma de vivir el pasado, algo que todos podemos hacer con cualquier hotel, de cualquier ciudad, siempre que dispongamos de una postal antigua, fácilmente adquirible en cualquier anticuario o por e.Bay (por ejemplo).
Postal: 1908 – Foto: 2016
Así, los lectores nos darán la razón de que “tempus fugit”… para mejor.
Texto y Fotos: Eduardo Bueso (copyright)
Postal: 1930 – Foto: 2004