Cucharas de servicio preparadas en la mesa del Hôtel du Palais de Biarritz. (Foto: E. B.)
Desde San Sebastián
Por Mikel Corcuera
Premio Nacional de Gastronomía
Mucho más moderna que el pil pil o la vizcaína es la otra receta histórica vasca del bacalao: el bacalao Club Ranero.
El parto de la misma se produjo en fecha incierta, probablemente por la década de los treinta, del pasado siglo. En todo caso antes de 1933 ya que aparece por vez primera reseñado en la primera edición del libro «La cocina Completa» escrito por la bilbaína María Mestayer de Echague, la autoproclamada Marquesa de Parabere. Su autor, el francés Alejandro Caveriviere, ilustre cocinero de la no menos ilustre Sociedad Bilbaína.
Poco pudo sospechar el chef bordelés, aquel día de asueto en el entonces popular Txakoli de Tablas que estaba situado en lo que es hoy esquina Licenciado Poza y Gregorio de la Revilla, en pleno centro de Bilbao, y en el que jugaba los días de asueto a la rana con los amigos (crearon hasta una sociedad formada por grandes aficionados al juego de la rana, llamado Club Ranero), que aquella ocurrencia (seguramente para que cundiera más la cazuela de bacalao que llevaban para merendar) de ilustrar con una fritada o pisto una cazuela de bacalao al pil pil, iba a ser durante muchos años el referente más importante de la cocina vizcaína del bacalao junto con los oficiados a la vizcaína y el propio pil pil. Esta receta tiene cierto parecido con una receta catalana «Samfaina de bacalla”, si bien en la receta catalana no interviene el pil pil de base (es un bacalao tan sólo frito) y además en la fórmula vasca originaria no se emplea nunca la berenjena.
Por cierto; hace ya una sarta de años recuerdo que en una tasca madrileña (ya desaparecida) me interesó un plato de la carta que tenía un nombre de mucho ringo rango: “Bacalao a la Monegasca”. Cuando llegó éste a mi mesa me percaté que era un bacalao al pil pil con un pisto o fritada. Al indagar el porqué de su curioso nombre, el mismo camarero me desveló que se trataba en realidad de un: “Bacalao Club Rainiero” (sic), el de Mónaco, por supuesto, nos dijo todo convencido… No pudimos aguantar la carcajada en nuestra mesa.
Texto: Mikel Corcuera. Fotos: Eduardo Bueso. Texto y fotos: copyright
El faro de Biarritz desde el Hôtel du Palais. (Foto: E. B.)