El mundo, o mejor dicho, los mundos del coleccionista son muy diversos. Dentro de la gastronomía, que es de lo que aquí se trata y les hemos escrito desde los inicios de esta sección, existen aficionados (o profesionales) en el arte de coleccionar guías, libros de viajes, cartas y menús de restaurantes, ceniceros de grandes hoteles, platos y bandejas de establecimientos míticos… pero hoy nos ocuparemos de las colecciones de tazas de café.
Los hay que se centran en las de líneas aéreas, en restaurantes de París o en cafeterías de Nueva York. Poder disfrutar de una taza de café del Hôtel Ritz de París, o del mítico Waldorf Astoria, por poner un par de ejemplos, es un placer, un lujo, que los coleccionistas de estas piezas sabrán apreciar mejor que nadie.
Y para aquellos que no sean amantes del café, tampoco es un gran problema; con tenerlas, es más que suficiente. El mero hecho de pensar que ese objeto pudo estar en las manos de John Fitzgerald Kennedy o de Marylin Monroe, nos hace olvidar el precio que se haya tenido que pagar por ellos en anticuarios de medio mundo.
Texto y fotos: Eduardo Bueso