Jardín del Hôtel Le Vieux Logis, proyectado por Laure Quoniam
La semana pasada les comentaba la vista al Hôtel Le Moulin de L´Abbaye, en Brantôme. Hoy seguimos ruta por esta preciosa región del Périgord.
HÔTEL LE MOULIN DU ROC
Si se desea disfrutar de un hotel exquisito y una buena gastronomía, en el cercano pueblecito de Champagnac-de-Bélair (a tan sólo 2 kilómetros de donde ayer pernoctamos) se encuentra Le Moulin du Roc, uno de los primeros “Relais” de Europa, aunque actualmente ejerce de independiente. Se trata de otro molino del siglo XVII, similar al de Brantôme, adquirido y restaurado en 1969 por la familia Gardillou.
Entrada al Hôtel Le Moulin du Roc
Su restaurante, con dos comedores interiores (algo sombríos) y uno exterior (terraza), ofrece a través de su carta toda la riqueza de los productos del Périgord, con una cocina precisa, fruto de una milagrosa mezcla de matices de altura y de simplicidad.
A la hora de pernoctar, regresamos al Moulin de L´Abbaye, de idéntica categoría, pero dotado de mejores instalaciones y especialmente bastante más animadas; eso sí, el que desee huir del mundanal ruido, en el Moulin du Roc tiene su lugar idóneo.
Salón y al fondo el restaurante del Le Moulin du Roc
Para finalizar la visita al Périgord, nos desplazamos setenta kilómetros al sur, dejando a un lado las ciudades de Périgueux y Bergerac, hasta llegar a Trémolat, diminuta y coqueta villa de aires ingleses, en plena región de Dordogne, en la que se encuentra una de los hoteles fundadores de la mítica cadena de Relais & Châteux: Le Viux Logis.
Relais & Châteux Le Viux Logis
HÔTEL LE VIEUX LOGIS
En efecto, nos tenemos que remontar al año 1952, cuando el matrimonio Giraudel, deciden dejar a sus hijos los negocios que poseían en la ciudad de Bergerac (por cierto, cuna del arquitecto Jean Nouvel), e irse a descansar a una propiedad agrícola, que anteriormente había sido una cartuja de la orden de San Benito.
Entrada principal
Atraídos por la belleza del lugar, numerosos amigos de la familia acudían a visitarles, quedándose varios días. Es el momento en el que nace la idea de poner las diferentes estancias (el edificio familiar, la casa de invitados y la casa de la abuela) a disposición de los turistas que por aquellas épocas comienzan a descubrir el Périgord y su gastronomía, respetando la decoración y distribuciones arquitectónicas originales.
Comedor (y cenador) del Relais & Châteux Le Viux Logis
Uno de sus primeros visitantes fue el escritor Henry Miller, quien acudió a pasar una semana y se quedó un mes, hechizado por el idílico marco de este hotel de lujo.
Zona de habitaciones independientes, tipo «suite»
Tras fallecer el señor Giraudel, su esposa ofrece el hotel a sus hijos y es uno de ellos, Bernard, el que decide adquirirlo, volverlo a reformar, ampliarlo y dotarlo de unos servicios de alta categoría, como son la piscina, tres nuevos jardines, dos restaurantes y otros tantos salones de reuniones.
Para realizar estos trabajos, no se escatimaron medios económicos ni profesionales. La decoración fue dirigida por Jean Dive, fundador y propietario de la Galería “Maison et Jardin”, mientras que para los jardines, confiaron los proyectos y realización a Laure Quoniam, diplomada por la universidad de Harvard en arquitectura de jardines.
Recepción
Hace unos años se ha vuelto a redecorar y actualizar, interviniendo para ello desde Manuel Cánovas, que creó una tela especial (llamada Trémolat), hasta Christian Lacroix, que celebró su boda en los salones de Le Vieux Logis.
Nuestra habitación
En el apartado gastronómico, destacamos sus tres puntos fuertes: a la hora de almorzar, no debemos dejar de visitar su Bistrot d´en face, espacio desenfadado, rústico y rural (con pequeña, pero muy agradable terraza).
Bistrot d´en face, a dos minutos del hotel
Para cenar, elegiremos su comedor principal, ubicado en el antiguo secadero de tabaco, o si el tiempo lo permite, la terraza del jardín.
Comedor principal
Y algo realmente inolvidable: desayunar bajo los tilos, rodeado de césped, arbustos y jardines impecablemente mimados.
Mermeladas del desayuno bajo los tilos
Un exquisito placer en el que su unen los aromas del café, de las mermeladas, del pan y croissant recién hechos, junto con el matinal perfume de los tilos en todo su esplendor.
Texto y fotos: Eduardo Bueso (copyright)
Bar del Relais & Châteux Le Viux Logis