Foto: E. B. (copyright)
Los vinos de D.O. Calatayud (Zaragoza) han conseguido once medallas de oro y once de plata en el Concurso de las Garnachas del Mundo, celebrado en la DO Terra Alta (Tarragona); unas cifras que superan en cuatro a las obtenidas en la pasada edición celebrada en Cerdeña, cuando se obtuvieron 18 distinciones, marcando así una importante trayectoria de superación que ya se inició hace dos ediciones con el Concurso en el Monasterio de Veruela, cuando se obtuvieron trece medallas.
El resultado es todavía más espectacular, teniendo en cuenta que este año la competencia ha sido mayor, con más de 900 vinos, cerca de 200 más que en la edición anterior.
El presidente del Consejo Regulador, Miguel Arenas, considera que estos resultados “vienen a refrendar el trabajo que durante años están realizando las bodegas en la mejora y optimización de esta variedad, así como las características de suelo y clima que dan a nuestras garnachas unas cualidades especiales”.
Miguel Arenas, presidente de la D.O. Calatayud
Las medallas de oro en esta edición corresponden a: dos a Bodegas San Alejandro: Baltasar Gracián Reserva 2014 y Clos Baltasar 2015; dos a Bodegas Breca: Breca 2015 y Garnacha de Fuego 2016; dos a Bodegas Sommos Garnacha: Alquilez 2016 y Xiloca 2017; dos a Serra y Lampre: Aragonum clásico 2015 y Aragonum Selección 2015; una a Bodegas Agustín Cubero: Stylo 2017; una a Augusta Bílbilis, Segeda 2016, y una a Vinos Divertidos: La Moto Vintage2017.
Las medallas de plata las obtubieron: cinco para Bodegas San Alejandro; Baltasar Gracián Nativa 2014, Baltasar Gracián Tinto 2107, Evodia 2017, Evodia Pizarras Antiguas 2015 y las Rocas Viñas Viejas 2015; dos para Augusta Bílbilis: J de Samitier 2016 y Segeda Nova 2016; una para Virgen de la Sierra: Cruz de Piedra tinto 2017; una para Agustín Cubero: Dominio de María 2015; una para Vinos Divertidos: La Motito Vintage 2017, y una para Sommos Garnacha: Nietro 2017.
La garnacha es la variedad mayoritaria de la D.O. Calatayud representando un 62,5%, en su mayoría de viñedos muy viejos y plantados entre los 650 a los 1040 metros de altura, con unas condiciones climáticas particulares, lo que puede denominarse como “Viñedo extremo, vino de altura”.
Fotos: D.O. Calatayud y Eduardo Bueso (copyright)