CONTINUACIÓN DEL REPORTAJE DE AYER…
Comedor del Asador Bedua en Zumaya (Foto: E. B.)
Les recuerdo que ayer nos quedamos saliendo del asador Bedua.
Tras un breve descanso en el hotel, llegada la noche, acudimos a otro de los templos de la gastronomía de Zarauz: Gure Txokoa. Este coqueto asador (cuyo expresivo nombre traducido al castellano significa “Nuestro Rincón”), posee cocina tradicional muy bien resuelta y dominan con perfección la parrilla y lo artesano (unido inexorablemente a la máxima calidad del producto).
Comedor del restaurante Gure Txokoa en Zarauz (Foto: Eduardo Bueso)
Los pilares de esta casa son sus patrones: el cocinero zarauztarra Joxe Mari Mitxelena poseedor de una dilatada experiencia en prestigiosos restaurantes, sobre todo de los más cercanos, como: Aitenetxe o Arguiñano. Y la natural de la cercana Orio, Elena Aizpurua, experta profesional de sala al frente del refinado servicio del comedor.
Salpicón de bogavante en el restaurante Gure Txokoa (Foto: Eduardo Bueso)
Tomamos tres platos compartidos (no podían faltar las piparras y pimientos de Guernica fritos), terminando con un espléndido salpicón de bogavante. Maridaje con un Viña Pomal Selección 106 «2019». Otro lugar de visita inexcusable.
Malecón de Zarauz (Foto: E. B.)
Al día siguiente acudimos al siempre atractivo Mercado de Zarauz.
Mercado de Zarauz (Foto: E. B.)
Y tras un largo paseo por el Malecón de Zarauz nos dirigimos al cercano Orio, más concretamente al asador/bodega Katxiña, situado en un magnífico enclave (como se puede observar en las fotos).
Asador/bodega Katxiña (Foto: E. B.)
Allí elaboran un exquisito txakoli. Aprovechamos para tomarlo en el jardín, previo al almuerzo.
Asador/bodega Katxiña (Foto: E. B.)
El ágape consistió en filetes de anchoa, ventresca de bonito y un besugo “Orio” a la parrilla que rozó la perfección de hechuras. Postre: flan ligero, chantillí de Armagnac y frambuesas con cítricos. Lo maridamos con un cava Bertha Brut Nature.
Filetes de anchoas (Foto: E. B.)
Besugo parrilla al estilo «Orio» (Foto: E. B.)
Flan ligero, chantillí de Armagnac y frambuesas con cítricos (Foto: E. B.)
A la noche, no podíamos irnos de Zarauz sin cenar en el restaurante Arguiñano.
Vista nocturna desde la habitación Nº 107 del Hotel Arguiñano (Foto: Eduardo Bueso)
Desde su comedor, viendo la puesta de sol tras la villa de Guetaria realizamos una estupenda cena de la que destacaría una soberbia ventresca de bonito al horno (uno de los mejores platos del viaje).
Hotel Arguiñano (Foto: E. B.)
Nos despedimos de Zarauz con un hasta pronto… o hasta muy pronto. Por ganas no será.
Texto y fotos: Eduardo Bueso (copyright)
Karlos Arguiñano (Foto: Eduardo Bueso)