Por Ana Coscujuela (Corresponsal de Lugares con Estrella en Gran Bretaña)
Volvemos a esta bonita parte del sur de Gales para contemplar un espectáculo natural único que se produce a partir de junio, la floración de los nenúfares. El lugar concreto son los Lily ponds de Bosherston, un entramado de estanques repletos de estas plantas acuáticas. Nuestra excursión comienza en el mismo Bosherston, pequeño pueblo de Pembrokeshire en el que destaca la iglesia normanda de St. Michael and All Angels. Aunque para darle un poco de emoción, no pueden faltar unas cuantas vueltas con el coche para encontrar aparcamiento, porque ya puedes ir al lugar más recóndito de Gales, que el parking siempre estará lleno…
Mapa con las rutas
La ruta consiste en seguir varios senderos que discurren al lado de los estanques, lo que hace muy agradable el paseo sobre todo en días calurosos (cuando hablamos de calor aquí son unos 20 ºC) pero el sol por estas latitudes quema, así que se agradece la sombra de los árboles que nos rodean y la compañía del agua. Lo mejor de todo, sin mosquitos (de momento). Se pueden hacer varias rutas circulares de diferente longitud, esta vez optamos por la más larga que nos llevará por el Eastern arm a cruzar el Eight-Arch bridge, la Devil’s Quoit y descansaremos en Barafundle bay beach, considerada como una de las playas más bonitas de Pembrokeshire, para continuar nuestro camino rodeando los acantilados hasta Broadhaven Shouth, playa desde la que se observa “Church Rock” y volveremos por el Westerm arm de los Lily ponds.
Pasarela
Nada más comenzar cruzamos una curiosa pasarela pegada al agua con una sola barandilla, que parece que se va a deshacer en cualquier momento. Quizá el perro que se negaba a cruzar, no estaba tan equivocado y deberíamos hacer más caso a su instinto. Como todo por estos lares, esperando pacientemente el turno, ya que cruzarse en medio del puente es complicado. Y ahora la pregunta del millón: ¿Es lo mismo el nenúfar que la flor de loto? Al principio pensaba que sí, que eran dos formas de referirse a la misma flor/planta, pero justo unos días antes, en un documental sobre Egipto comentaban que existen ciertas diferencias, la principal es que la flor de loto emerge del agua mientras que el nenúfar flota… también la forma de los pétalos, más puntiagudos en los nenúfares y más redondeados en los lotos. Y seguro que hay muchas más particularidades de cada uno, pero a groso modo eso puede ayudarnos a diferenciarlos.
Puente de los ocho arcos
Por el camino hacia la playa de Barafundle atravesamos un frondoso bosque de helechos y sobre un tronco caído descubrimos un hongo singular, el más grande que he visto hasta el momento. Después de varias consultas a expertos y aficionados a las setas, dimos con que posiblemente era la especie, Cerioporus squamosus o “silla de montar de la dríade”. En cuanto a su valor gastronómico, por lo visto es comestible cuando es joven pero según he leído, “no merece la pena”. En nuestro camino de vuelta pudimos contemplar una pareja de cisnes flotando elegantemente sobre las calmadas aguas del estanque seguidos por su pequeño retoño gris, pequeños peces creando ondas en el agua y libélulas de diferentes colores revoloteando alrededor.
Cerioporus squamosus o “silla de montar de la dríade”
Otra joya escondida a apenas unos kilómetros o mejor dicho, millas, es la St. Govan’s chapel, una extraordinaria construcción que se encuentra edificada en medio de un acantilado y sobre la que pesan numerosas leyendas de piratas, caballeros del rey Arturo e incluso una campana de plata que se convirtió en piedra… pero eso ya para otro día.
St. Govan’s chapel
Fotos: Ana Coscujuela